DIOS TIENE UN PROPOSITO

Es lamentable ver cómo muchas hijas de Dios se vuelven mendigos de amor, y buscan amor y aceptación en el mundo. El Señor no los envió al mundo para que éste satisficiera sus necesidades sino para ser luz, pero al no permanecer en su amor, la más mínima manifestación de afecto la traducen como amor y terminan siendo humilladas y heridas.

Si aprendemos a desarrollar la Verdadera Unidad experimentaremos de su amor y poder permanentemente

¿CÓMO EL PADRE ESTÁ EN EL HIJO?

1. El Padre le dio su Espíritu al Hijo para que haga conforme a su Palabra Isaías 42:1
2. El Padre mora en el Hijo y se demuestra por la obras que hizo Juan 14:9-11
3. El Padre mayor es que el Hijo        Juan 14:28
4. El Padre ama al Hijo y el Esp. Sto. se mueve donde está el amor del Padre Juan 15:9
5. Todo lo del Padre es del Hijo Juan 16:15
6. El Hijo salió del Padre Juan 16:28
7. El Hijo nunca está solo y el Padre lo comanda Juan 16:32
8. El Padre envía al Hijo Juan 17:18

¿CÓMO EL HIJO ESTA EN EL PADRE? Y ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE PARA MI VIDA?

Al saber, cómo es que el Hijo está en el Padre; sabemos cómo es que nosotras podemos permanecer en el Hijo. Es su orden pero me da ejemplo y modelo de cómo hacerlo. La manera como el Hijo permanece en el Padre es así:

1. Gozándose en hacer la voluntad del Padre Juan 4:34
2. Agradando a su Padre con su testimonio de vida Juan 8:29
3. Guardando los mandamientos del Padre Juan 15:10
4. Permaneciendo en el amor del Padre Juan 15:10
5. Complaciendo al Padre 2 Ped. 1:16-18

Si el Padre no mora en nosotras como en el Hijo y no anhelamos hacer la voluntad del Padre, nada podemos hacer en su ministerio, porque el Espíritu Santo no fue dado para que hagamos lo que queremos sino su voluntad. En esto consiste la vida del Espíritu en agradar a Aquel que nos envió.  Romanos 15:3

APLICACIÓN A NUESTRA VIDA PERSONAL

A través de la identificación el Hijo está en cada uno de nosotros y nos dice: “Ven, acércate libremente, tú también puedes decirle Papá”

No se permanece en el Hijo como nos parece diciendo: “yo amo a Dios a mi manera”. Cuando permanecemos en el amor del Hijo y como el Hijo permanece en el amor del Padre, Él se vuelve el amor de nuestras vidas y suple todas las necesidades afectivas. Como consecuencia podemos amar al prójimo, aún a aquellos que nos hacen daño, y realmente perdonarlos.

 

FUENTE: MUJER CRISTIANA HOY